10 años espectáculares

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El alma de Franciso de Jesús

Francisco de Jesús Rivera Figueras es un cubano de Marianao que se trajo su clarinete y su saxo soprano de paseo por tierras de Aranda, Miranda y Burgos, en febrero de 2011.

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    A Francisco de Jesús… nadie le llama así, ni en su casa a la hora de comer ni en los conciertos multitudinarios que da alrededor de todo el mundo. Es Paquito para sus familiares y amigos y Paquito D'Rivera para el show business y como se presentó ante nosotros, acompañando al trío Vana Gierig.

    Paquito es un tipo afable, simpatiquísimo y muy curioso. Como muchos otros artistas, quedó fascinado por la Casa del Cordón, de Burgos, tanto por su factura exterior como por su patio interior. "Es la Casa del Condestable de Castilla, algo así como el primer ministro de los Reyes Católicos", le contamos. "¡Ay, esos Reyes que dijeron que nos descubrieron a nosotros, pobrecitos indígenas!", exclamó con saleroso sarcasmo. "Es un edificio con mucha historia: por ejemplo, Colón fue recibido aquí después de su segundo viaje a América". "¿Y qué les trajo el marino para acá?", preguntó. "Pues que sepamos, el cacao y el tomate justamente vinieron en ese viaje y en este palacio se mostraron por primera vez en Europa". "Guauuu,", exclamó maravillado.

    Ya animado por la atención con que el músico atendía, el cicerone se vino arriba con sus explicaciones: "Pues justamente el próximo año se celebrará el 500º aniversario de las Leyes de Burgos, que se firmaron en este lugar, y en ellas la Corona de Castilla reconocía a los indios americanos su condición de hombre libres, con derecho a la propiedad. Y también se dictaminó que tenían alma, porque eran hijos de Dios, y no podían ser esclavizados, lo cual es un avance muy importante…".

    En este punto el cubano explotó de alegría: “¡Pero cómo es posible? ¿Tengo alma gracias a ustedes? ¡Qué grande, tenemos alma gracias a los ‘burgueses’! ¡Ja ja ja! Esto se lo tengo que contar a mi mujer, no se lo va a creer… Espérenme un momento”. Y ni corto ni perezoso, cogió su móvil y se puso a dar brincos por debajo de las arcadas del patio mientras decía: “¡Brenda, linda, no te lo vas a creer! Estoy en Burgos y tenemos alma gracias a los hombres de aquí, qué grandes, me lo acaban de contar…”.

     

    Y esa noche Paquito tocó con todo el alma del mundo. Eso dijo al terminar el concierto y todos sabíamos que lo decía de corazón.

La leyenda que sitúa a Joan Báez en el Patillas

Érase una vez una cantante folk, reivindicativa y correcaminos, conocida como Joan Báez, que se presentó con su banda una fría tarde de marzo de 2010 en Burgos, en el centro de la Avenida Cantabria.

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    Había mucha expectación con su concierto; de hecho, las entradas se agotaron en pocos días y hasta el diario local afirmó que difícilmente se podría volver a ver en la ciudad una artista de tan alta calidad. Fue portada de una nueva revista que vio la luz en aquel momento, la Revista C, hoy Revista de la Fundación Caja de Burgos.

    Al llegar a la prueba de sonido, preguntó con su dulce acento, mitad mexicano mitad americano, si habría posibilidad de acudir a un fisioterapeuta porque sentía unas molestias con tanto viaje y conciertos como llevaba. Así que, al terminar su prueba, allá que se presenta en el InterClub, situado frente a la puerta de artistas, como una usuaria más, con su ropa deportiva y toda la naturalidad del mundo. Durante el tiempo que duró la sesión, la fisio le iba contando las bondades y curiosidades de Burgos y le dijo que no podía irse de la ciudad sin haber estado en una taberna centenaria, donde todos son bienvenidos, reina la alegría y no hay otra cosa que hacer más que reír, tocar laúdes y guitarras, y cantar, lo sea y con quien sea.

    El concierto fue un éxito y Joan Báez demostró que seguía siguiendo la muchacha soñadora que enamoró al público de Woodstock cuarenta años atrás. La visita al InterClub debió servirle de mucho provecho porque, sin molestias y mucho contento, se encaminó con alguno de sus músicos hacia la calle Calera. Allí se encontraba la taberna en cuestión. Cuando traspasaron su estrecha puerta, ya nada volvió a ser igual para nadie. Lo que pasó dentro queda ya en los límites de lo real y lo soñado.

    Hay quien dice que Joan Báez nunca pisó el Bar Patillas y eso es lo grande de las leyendas, que pueden ser verdad o no, pero lo que sí es cierto es el recuerdo imborrable que dejó esta muchacha de Nueva York en Burgos y también una fotografía suya pegada en la pared debajo de una bandurria.

     

    SPOILER: A raíz del revuelo que se formó en torno a esta historia, los responsables de la Caja de Burgos decidieron homenajear a Amando, su taberna y a sus parroquianos. El 13 de abril de 2011, sobre el mismo escenario que cantó Joan Báez, unos 40 artistas se dieron cita en un espectáculo único e irrepetible. Eso sí fue un martes, porque ni los miércoles ni los jueves podía Amando: esos días tenía piscina.

La mujer del escaparate

En febrero de 2012, una de las grandes voces del jazz, CHINA MOSES, llegó a Burgos para ofrecer un concierto en la sala del Cultural Cordón. Con ella vino su banda habitual: ...

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    el pianista Raphäel Lemonnier, Fabien Marcoz al contrabajo y Jean Pierre Derouard a la batería. Las entradas se agotaron al poco de salir a la venta. Había una gran expectación por verles en directo. El día del concierto se formó una larga cola para entrar. Hacía mucho frío en la calle por lo que el público fue llegando pronto a la sala. Poco antes de la hora del concierto China Moses fue a su hotel a cambiarse de ropa y ponerse el vestido que se había comprado para la ocasión. Llegó la hora de comenzar el concierto, pasaban los minutos y Moses no aparecía, por lo que a alguien se le ocurrió que la banda podía salir al escenario mientras ella llegaba y así ir entreteniendo al público con música. Así se hizo. La banda tocaba, el público estaba animado, pero nadie sabía, dónde estaba China Moses.

    Tras 20 largos minutos de espera y y temiendo ya un desagradable extravío o un feo accidente, el director de programación decide salir a buscarla. Falsa alarma, Moses estaba absorta frente a un escaparate, vestida de gala y concitando la mirada atónita de los viandantes. Cinco años después el público sigue recordando aquel espléndido concierto y los temas de apertura de una gran banda sin saber que todo el personal de Cultural Cordón bordeó un almodovariano ataque de nervios. ¿Y Moses...? Aquella tarde un escaparate la fascinó y ella fascinó a su público.

El tenor bienhumorado

En octubre de 2010 la Fundación Caja de Burgos programó un ciclo con el tango como protagonista. Uno de los grandes conciertos de aquel encuentro era un homenaje a Gardel que nos regaló el tenor JOSÉ MANUEL ZAPATA junto a la cantaora Rocío Márquez como artista invitada.

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    Nervios contenidos en Cultural Cordón para recibir a uno de los grandes de la lírica española que llega al auditorio con la acostumbrada antelación para hacer las pruebas de sonido y ensayar (al fin y al cabo, un divo, es un divo...). Zapata observaba con admiración la imponente planta de la Casa del Cordón cuando el compañero de sala salía a recibirle. Suspiros de alivio y buenas vibraciones: el tenor parecía ser un tipo simpático. Entraban ambos hablando animados cuando al mirar a una de las pantallas del foyer que anunciaba su concierto José Manuel Zapata se paró en seco. Volvió sobre sus pasos enfilando la salida y se despidió diciendo: “Bueno, parece que me he equivocado de lugar, porque esta noche aquí actúa otro”. Tartamudeo generalizado, ojos como platos, alguna que otra cara de pánico... El tenor señala pícaro a la pantalla que anunciaba, por esos hados juguetones de las prisas, el concierto JOSÉ ANTONIO Zapata.

    La carcajada cómplice del cantante despejó todos los miedos y abrió una noche inolvidable en la que vibró como nunca el alma del bandoneón. Y sonó Gardel en la voz de Zapata, y una errata no invitada hizo buena la letra inmortal de Enrique Santos Discépolo: Igual que en la vidriera  irrespetuosa  de los cambalaches  se ha mezclao la vida... que hizo José Antonio a un José Manuel cuya voz y buen humor nunca

El mago de la carretera

La gente del mundo del espectáculo habla raro. Llaman backline  a los instrumentos, rider a los micrófonos, foyer a un vestíbulo y corbata  a esa graciosa media luna que remata algunos escenarios...

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    A llevar a un artista de un lugar a otro lo llaman transfer y en ello estaba nuestro jefe técnico con uno de esos artistas a los que da gusto ‘transferir’ a cualquier parte: Juan Tamariz.

    Tamariz embelesó al público de Cultural Caja de Burgos con su Magia Potagia en diciembre de 2013. Ser uno de los mejores magos del mundo y poseer la varita mágica de un humor inigualable son ingredientes infalibles para cocinar números únicos y arrebatar largos minutos de aplausos en espectáculos que siempre saben a poco.

    Andaban Juan y nuestro compañero devenido a chófer camino de Madrid (en esto del transfer) cuando un amplio dispositivo de la Guardia Civil pone nuestra furgoneta en la cola de una larga hilera de vehículos. Primer control: mirada circunspecta de uno de los guardias que tira de intercomunicador y parece dar instrucciones a sus compañeros del segundo operativo que se encuentran unos metros más atrás. Mientras todos los vehículos pasan el trance en la consabida fila india, otro guardia ordena con grandes aspavientos a la furgoneta parar en el arcén.

    Nuestro compañero mira su cinturón de seguridad, el de Juan, revisa el indicador de luces, hace repaso mental del seguro, del permiso de conducir, de la ITV. ¿Qué será, será...? Dos guardias del primer control se acercan presurosos, se juntan varios de los del segundo. ¡Ay, ay, ay, la cosa parece seria! Bajamos la ventanilla; el de mayor graduación saluda mano a la frente, el resto esperan detrás disciplinados. Tensos instantes de espera y... “Juan, Juan Tamariz, verdad... ¡Jo, mis hijos son fans suyos y nosotros, mi mujer y yo, le admiramos desde niños! ¿Sería tan amable de firmarnos un autógrafo?”. “Y a mí, y a mí, por favor”, corean a su espalda guardias emocionados.

    Y Juan firma y ríe, y con algún autógrafo suelta algún “tachaaan” de los suyos. Un artista en el teatro y también en ruta, un mago capaz de obrar el gran truco: que las multas se vuelvan mágicas cartas que en vez de restar puntos suman sonrisas.

Cuando los fans se desatan

Hay artistas que son cordiales, otros accesibles, muchos simpáticos, algunos verdaderamente entregados a su público y luego está... Josep Sergi Capdevila. ¿Que quién es Josep Sergi Capdevila...? Nuestro protagonista de la anécdota del ayer y de nuestro concierto de hoy: el gran Sergio Dalma...

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    Porque a una carrera plagada de éxitos, una voz cuidada y una profesionalidad sobre el escenario a prueba de tormentas, Sergio Dalma une un idilio permanente con su público al que atiende y cuida (no, cuida no, mima) de forma entusiasta. Fans de ayer y fans de hoy, fans de todas las edades; los jóvenes que hace ya años bailaban pegados y los milenials  y zetas que hoy reeditan la danza con el mismo ritmo tierno de sus padres.

    Y dado que el público tiende a devolver entusiasmo por cariño, los conciertos de Sergio Dalma se llenan de flores, de ‘selfis’, de manos que se extienden al escenario buscando rozar la del artista que siempre las acepta con cariño.  El de marzo del 2015, también en el Fórum Evolución y  también de la mano de la Fundación Caja de Burgos, no fue una excepción. Fue asomar Sergio Dalma por las calles del escenario y desatarse el delirio como solo aflora en las apoteosis finales de los grandes conciertos: público en pie, frenéticas carreras por el patio de butacas, rosas lloviendo sobre las tablas... Aquel levantamiento tornó en preocupación el asombro inicial de nuestro personal, atónito al ver que el siempre eficiente personal del Fórum se veía desbordado por un público incontenible.

    Siempre impecable, fue Sergio Dalma quien apaciguó los ánimos de sus fans. Con esa sonrisa perenne animó a todos a recuperar la compostura de sus butacas y los emplazó para los temas finales del concierto en los que, ya sí, la música devino en fiesta. Hoy nos atrevemos a pediros lo mismo, que la fiesta sea la traca final y no la de un inicio tumultuoso. Porque, también hoy, la gran persona que es Josep Sergi Capdevila se convertirá sobre el escenario en el artista arrebatador, atento y cómplice que es Sergio Dalma.

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