Pregunta.-Empecemos, si os parece, explicando el origen del Mindfulness y en qué consiste esta práctica milenaria aún desconocida para muchas personas
Respuesta Teresa Peña.- El Mindfulness es una práctica milenaria que llega a Occidente gracias al Dr. Jon Kabat-Zinn, que desarrolló el Protocolo de Entrenamiento de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness (MBSR- Mindfulness Based Stress Reduction). Tiene el mérito de haber cogido una disciplina monástica tradicional (como es la meditación budista) que nació para aliviar el sufrimiento humano y llevarla a un Hospital, que es un lugar en el que las personas sufrimos.
El Mindfulness ofrece la oportunidad a las personas de darse cuenta de cómo se encuentra su medio interno y contar con recursos para volver, en la medida de lo posible, al equilibrio. El Protocolo se ha extendido por todo el mundo ofreciéndose a las personas desde el ámbito sanitario, educativo y empresarial.
P.- En los últimos años, el mindfulness se ha convertido en una práctica habitual en centros educativos, centros cívicos e incluso se ofrecen cursos de mindfulness dentro de las empresas. La práctica de esta disciplina, ¿responde a que hemos avanzado como sociedad y nos preocupamos de nuestra parte emocional o es consecuencia de que somos incapaces de gestionar nuestro nivel de estrés actual, que es mucho mayor que el que soportaban generaciones que nos precedieron?
R_T.P: Vamos corriendo todo el día, con muchas cosas que hacer, con sensación de estrés, ingerimos rápidamente la comida, vivimos con un diálogo interno continuo. Vivimos en piloto automático, practicando la multitarea y con una sensación de insatisfacción e infelicidad continua.
Nuestros antepasados en Atapuerca pudieron evolucionar gracias a superar aquello que podría haber terminado con su vida como el hambre, el frío, la enfermedad, otros depredadores… ahora en 2021 algunos de nuestros depredadores son el estrés, la prisa, la multitarea, la ansiedad, la depresión. Estas son algunas reflexiones que tuve la suerte de compartir personalmente con Eudald Carbonell, junto a mi compañera María Paz Riol Instructora del Programa MSC- Mindful Self- Compassion.
P.- Son habituales las ofertas de empleo en las que “estar acostumbrado a trabajar bajo presión” es un punto a favor del candidato o candidata. ¿Es un falso mito aquello de que rendimos mejor con presión o bajo estrés que si estamos tranquilos y conectados con nosotros mimos?
R_T.P: Trabajar bajo presión nos puede llevar a cometer errores y a tener problemas de salud física y mental. Trabajar desde la presencia, mejora nuestro rendimiento y nuestro grado de satisfacción, mejora nuestra sensación de felicidad.
Respuesta Nayra Santana: Cierto nivel de estrés puede ayudar a aportar un nivel de activación física y mental que ayuda a afrontar imprevistos, resolver problemas de la vida cotidiana y ser más productivos en el rendimiento de tareas pero si el nivel de presión es excesivo y mantenido en el tiempo las consecuencias pueden ser devastadoras.
Los psicólogos Robert Yerkes y John Dodson publicaron a principios del siglo XX su modelo de U invertida también conocida por la Ley Yeskes-Dodson. Estudiaron cual era la relación entre el rendimiento en la tareas de operaciones mentales complejas y la presión que se ejercía, por tanto el nivel de estrés al que estaban sometidos, física y mentalmente.
Llegaron a las siguientes conclusiones: el rendimiento es óptimo si el nivel de estrés al que estamos sometidos al realizar la tarea es moderadamente elevado. Si nivel de estrés es bajo podemos encontrar estados de aburrimiento y distracción por lo que la productividad baja. Y si el nivel de presión es muy alto y por tanto eleva mucho el estrés, las personas podemos empezar a experimentar estados de ansiedad que dificultarán el ejercicio de la tarea y por tanto la productividad de la misma.
P.- Hay dos conceptos recurrentes en los cursos de Mindfulness: ‘aceptación’ y ‘autocompasión’. Empecemos por la primera. Aceptar las circunstancias que nos rodean ¿nos lleva a la paz interior? ¿Cómo convive la aceptación con la indignación, el querer cambiar y mejorar las cosas, el ser críticos ante nuestra realidad?
R_T.P: El entrenamiento de la práctica de Mindfulness requiere entrenar la habilidad de la aceptación, desde una actitud de apertura y amabilidad hacia nosotros, hacia las demás personas y hacia nuestro entorno, una actitud amable y abierta hacia la vida.
Es decir, aceptar el momento presente, lo que está en este momento, porque ya está con nosotros. A veces pensamos que luchando contra la realidad se puede cambiar. Las cosas que ocurren ya están ocurriendo, es más fácil adaptarnos a lo que está ocurriendo, a lo que hay y establecer una relación que, quizás, nos permita cambiar algunas cosas del futuro, aquello que depende nosotros y desde el lugar que podemos actuar.
Aceptar la realidad del momento presente y actuar sabiamente en el futuro, en los momentos futuros. Cambiar y mejorar todo lo que esté a nuestro alcance. La aceptación no es resignación.
El cerebro muchas veces está disperso, pasando de una idea a otra, enredado en procesos de rumiación y saltando de un juicio a otro sin parar, desconectado del momento presente, ocupándose demasiado de cuestiones del pasado o del futuro de una manera automática… pero desde la presencia se puede analizar el pasado y planificar el futuro.
P.- La ‘autocompasión’ quizás sea el término que más nos choca cuando nos iniciamos en el mindfulness. ¿En qué consiste exactamente?
R_N.S.: El término compasión es algo controvertido, ya que en nuestra cultura suele tener una connotación de lástima o pena ante aquellas personas que sufren desgracias. En la práctica del Mindfulness tiene otras connotaciones. Según el psicólogo Paul Gilbert, la compasión es la capacidad de sentir el sufrimiento ajeno al tiempo que experimentas un deseo intenso por hacer algo para aliviarlo. Así es que la autocompasión se refiere a poder estar con nuestro propio sufrimiento, de forma paciente y amable, procurando hacer todo lo posible para poder aliviarlo. Cultivar la autocompasión invita a tratarte con menos dureza y ejercer el autocuidado.
P.- ¿Por qué nos cuesta tanto parar de pensar?
R_T.P.: Los seres humanos vivimos en un continuo diálogo interno, una charla que mantenemos con nosotros mismos pensando en sucesos del pasado o del futuro.
Nunca estamos dónde estamos, más del 50% del tiempo la mente está en un lugar diferente de dónde está el cuerpo, la mente está distraída la mitad de tiempo.
En el Master de Mindfulness de la Universidad de Zaragoza, hablamos de estas ideas con el doctor Javier García Campayo, y compartimos una broma que me gusta mucho: “Esto no se lo contéis a vuestros jefes, a lo mejor deciden pagaros la mitad del sueldo”
R_N.S.: Existen algunos mitos o creencias populares muy extendidos referentes a lo que nuestro cerebro y mente es capaz o no de hacer. Existe una expectativa muy extendida de querer dejar la mente en blanco o lo que es lo mismo, parar de pensar. Y eso no es posible. Nuestro cerebro tiene entorno a 50.000 pensamientos al día, de los cuales una gran mayoría son totalmente inconscientes. Cuando no estamos concentrados ni atentos en una tarea, nuestro cerebro activa una red neuronal conocida por Red Neuronal por Defecto (Default Mode Network) produciendo de forma automática e involuntaria pensamientos referidos a nuestra vida, generalmente conectando con fuentes de preocupación y problemas, aumentando de esa manera también el nivel de estrés. También es cierto que en otras ocasiones cuando estamos en modo reposo y se activa la Red Neuronal por Defecto podemos a tender a soñar despiertos, fantasear, tener momentos de creatividad.
Cultivar Mindfulness ayuda a desactivar esa Red Neuronal por Defecto para evitar divagar y estar ausente, y poder vivir de forma más presente.